Mientras los Demonios son el pretexto, las Musas son el motivo, ya que ellas te susurran al oído cientos de historias lascivas sin decir una palabra, son quienes despiertan las ganas de escribir, en sus espaldas desnudas, la lista completa de todas tus pasiones, te bendicen con la inspiración, aunque en ocasiones no te dejen escribir por estar atrapado en sus cuerpos. Son con quienes sueñas en las
noches cuando no puedes dormir. Son las que te arrebatan la tranquilidad dejando en su lugar sensaciones, emociones, sentimientos, deseos… Te roban el aliento, pero te regalan vida. Son quienes, con su sudor, lágrimas, saliva, besos y pasiones, escriben junto contigo… La novela de tu propia vida.
Musas y Demonios; causa y efecto de las letras cargadas de sentimientos, que se liberan, viajan, se entrometen, crecen, se alimentan, se adaptan, se revuelcan, profanan. Y cobran vida, cuando quien las lee… Las hace suyas.
Un escritor sin Musas y sin Demonios, sería como un velero sin viento.

No sé en qué momento mis alas se convirtieron en mi jaula, no tengo idea en qué punto me desvié del camino y ni cuenta me di cuando me saturé de sentimientos sin fecha de caducidad…